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ESCUELA DE CRISTAL

Proyecto pedagógico “Escuela de Cristal”: Trabajamos en pro de la educación integral e inclusiva de niños,niñas y adolescentes de 2 a 17 años, nuestra metodología se basa en el respeto y la resiliencia.

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Trabajamos como ejes transversales:

 

El respeto, desarrollo de la creatividad, la resiliencia, el humor, la investigación, el trabajo en equipo y la sistematización de los diferentes procesos, a través de una metodología constructivista, innovadora, alternativa, continua y permanente encaminada a una mejora de la  calidad de vida y mejores relaciones consigo mismo, con los demás y el entorno

 

En la escuela se proporciona la alimentación, material didáctico y pedagógico, atención individualizada y psicológica, educación especial, áreas extracurriculares (danza, teatro,música, pintura, natación), atención  las emociones (desde el enfoque de la Resiliencia), trabajo con las familias. Además hay temas que se han convertido en nuestros puntos de lucha:

 



 

  • Prevención de abuso sexual: Siendo una de las problemáticas más sentidas en nuestro país ya que el 80% de las personas en Nicaragua, hemos vivido algún tipo de abuso en la niñez. Dentro de la escuela se desarrollan en las niños y niños mecanismos de defensa y prevención de abuso desde los dos años.​

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En el camino de la creación de este proceso metodológico de continuo replanteamiento nos hemos encontrado con muchas limitantes con las familias, ya que la educación, para la sociedad en Nicaragua, no es una prioridad y no ven la necesidad o importancia de muchas acciones. Por ello estamos luchando para motivar a las familias a entender la metodología y por otra parte buscar fondos a fin de lograr la auto sostenibilidad económica.

 

Inclusión: El proyecto consiste en brindar atención grupal e individual a las niñas y niños con discapacidades más visibles. Nuestra metodología nos permite poder dar espacio a los diferentes niveles de aprendizaje de manera que cualquier niña o niño, pueda ir aprendiendo según sus necesidades y capacidades, sin que por ello reciba crítica o menosprecio.

Al ser una escuela formal, no ha sido fácil explicar a las familias que un estudiante pueda hacer el mismo grado con contenidos diferentes, pero de esta manera estamos contribuyendo a la inclusión escolar que al final es un derecho propio del ser humano.

 

Constructivismo: Cómo equipo, año en año, hemos modificado la manera de trabajar entre nosotras y con las y los estudiantes. A medida que intentábamos respetarnos y respetarlos más, nos dimos cuenta que eso implicaba replantearnos de nuevo diversos aspectos de la metodología y reconstruirla con la experiencia de todas y todos.

Ha sido un proceso de conciencia de replantear, de asimilar y hacer propio cada aspecto, dando cada vez, un pasito más a respetar los procesos madurativos individuales de cada niña o niño, permitiendo la asimilación y acomodación como decía Piaget, teniendo en cuenta la relación con su grupo y el trabajo en equipo para dar espacio a un primer momento social y más tarde individual, como decía Vygotsky, intentado que los aprendizajes sean realmente significativos como defendía Ausubel.

Todo esto nos va llevando a poder escuchar y atender los procesos individuales, ya sea de adultas o de infantes, y a su vez se nos ha facilitado poder incluir a niñas y niños con discapacidades más visibles, que ha enriquecido además el proceso y el trabajo de todas y todos.

 

Grupos madurativos: Cuando se entra a la Escuela de Cristal, lo primero que se observa, es la diversidad de edades en cada grupo, ya que por las mismas razones anteriores, decidimos que las aulas iban a ser por madurez y no por edad. De esta manera, en cada clase se pueden encontrar estudiantes de diferentes edades, pero madurez parecida.

Durante el año lectivo, se evalúa de forma continua a cada niño y niña mediante los indicadores de aprendizaje, que determinan la edad madurativa de cada niña o niño, clave para orientar la conformación de los grupos. A vez permite hacer los objetivos individuales, facilitando planificar actividades adecuadas para cada estudiante, respetando su proceso individual en cada momento. Esto facilita mucho la integración de infantes con discapacidades más visibles y potencia a quienes tienen más madurez.

 

Con estos años de experiencia, nos hemos dado cuenta que el fracaso escolar desaparece y los resultados mejoran, cuando se responde a las necesidades reales de cada estudiante, y al dejar de culpar a los niños por su nivel intelectual “no adecuado”. Además hemos observado, la necesidad de reconocer la importancia del desarrollo emocional, que no siempre va a la par del desarrollo conceptual, aceptando que hay estudiantes, que van a necesitar un poco más de tiempo para hacer los mismo contenidos.

 

Género: Como principio no hay diferencia en el trato de ninguna niña o niño por su condición psicológica, cognoscitiva, religiosa, política, color y evidentemente de sexo. Sí es cierto que hemos tenido que trabajar sobre algunos de estos aspectos, ya que culturalmente está muy arraigado el concepto de clase social y las diferencias por sexo. En primer lugar el trabajo como siempre empieza con las adultas y adultos del equipo, nos hemos dado cuenta de lo sutiles que son a veces los matices y que sin darnos cuenta, usamos en alguno de estos dos aspectos, las clases sociales y las diferencias por sexo, pero eso nos ha permitido ir afinando nuestras percepciones y poder incidir en los cambios personales, que derivan de forma natural en el trato con las y los estudiantes.

 

 

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